Tercer día de la Novena – Pedimos por la Gracia y la Ayuda de Dios
31 julio, 2020«María de la Medalla Milagrosa tus manos nos acercan el Amor y la Misericordia de Dios»
Escuchá el audio del tercer día de la Novena
Saludo Inicial
Desde el Santuario de San Cayetano y para celebrar juntos la novena de nuestro amigo Cayetano, te compartimos estas simples palabras y oraciones que pueden servirnos para permanecer unidos en estos días.
Si quieres puedes preparar un altarcito con la cruz y la imagen de nuestro amigo San Cayetano y encender una velita y también poner las fotos de aquellas personas por las que quieres rezar durante esta novena.
Este altarcito se va a confeccionar en la iglesia doméstica, que hoy es tu casa, tu hogar, en un lugar especial. Te proponemos que también te tengas allí una imagen de nuestra Madre, la Virgen María, porque Ella nos acompaña de manera muy especial este año durante la novena.
Hoy, en el tercer día de la novena, nos acompaña el lema «María de la Medalla Milagrosa., tus manos nos acercan el amor y la misericordia de Dios. Vamos a rezar pidiendo la gracia y la ayuda de Dios nuestro Padre.
Historia
En 1830 la Virgen María se apareció en París tres veces a Catalina Labure, una humilde mujer que ingresó en la compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, las Hermanas Vicentinas, A los 24 años.
A los tres meses de vivir en esa casa, tuvo lugar el encuentro con la Virgen María, en la capilla, donde en el mes de julio le confía a Catalina una misión que cambiaría para sí toda la historia de su vida y también de Francia y del mundo entero.
El 27 de noviembre de aquel año le manifiesta cómo sería el modelo de la Medalla Milagrosa que desea que todos sus hijos lleven consigo. María, a través de sus rayos luminosos, sigue derramando gracias de parte de su Hijo Jesús a todos los que se acercan a ella con confianza.
Por eso mismo queremos destacar el signo de las manos de María, ya que ellas emanan los rayos de luz cálida, que son el símbolo de la gracia y de la misericordia que Dios derrama a través de la Virgen a cada uno de sus hijos.
Las manos de una madre son aquellas que cuidan, abrazan, acarician, sostienen, levantan, acurrucan, protegen, arropan, abrigan, expresión de la ternura maternal y misericordiosa de Dios. En este tiempo de pandemia puede invadirnos una sensación de soledad, abandono, cansancio. La presencia de la Virgen María con sus manos abiertas, nos ofrece la luz de Jesús, que es signo de consuelo, de alivio, de amor y de fortaleza.
San Cayetano, por el año 1535 en Nápoles, tenía el ideal de vivir en la pobreza, pero para su época esto no era bien visto. Él responde decididamente que se siente más seguro con la Palabra de Dios que con los bienes materiales, confiando más en la providencia divina y creciendo en su gracia que en promesas de este mundo bendecido.
Oración
Los invito ahora, hermanas y hermanos, a que recemos juntos la oración a San Cayetano,
Dios de todo consuelo, Padre misericordioso,
que ves en lo secreto y conoces nuestras necesidades,
que alimentas a los pájaros del cielo y viste los lirios del campo.
Te pedimos, por intercesión de San Cayetano,
que nos des fuerzas para arrepentirnos de nuestros pecados,
de modo que viviendo en amistad con Dios y con todos nuestros hermanos,
no nos falte el pan y el trabajo de cada día.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa – ruega por nosotros.
San Cayetano – ruega por nosotros.
Los invitamos en el marco de este año Mariano Nacional para mañana. Cuarto día de la Novena a rezar bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América. A rezar por la unidad de todos los pueblos. A ella le confiamos en sus manos, a todos los pueblos de América.
Despedida y Bendición
Aunque no podamos estar físicamente en el Santuario. Estamos juntos y peregrinamos con todas nuestras intenciones en el corazón para presentarlas a nuestro querido amigo Cayetano y que la bendición de Dios descienda en este momento sobre cada uno de ustedes, su familia, sus seres queridos.
Se lo pedimos a Él, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Amén.